Método K para recuperar a tu pareja
etapas

Primer paso: aceptar la ruptura

2. Etapas en el proceso emocional de la ruptura

ÍNDEX

El camino a recorrer

I.- Ruptura y negación de la realidad

II.- Tristeza

III.- Análisis

IV.- Liberación

V.- Reconstrucción

 

 

El camino a recorrer

Antes de que sigamos adelante con los pasos de debes dar para recuperar a tu pareja, es muy importante que conozcas el camino a recorrer y que tengas algunas nociones de los lugares y paisajes que tendrás que contemplar en ese camino. Ya habrás empezado a comprobar que con la ruptura surgen emociones difíciles de controlar: confusión, impotencia, tristeza, frustración e incluso venganza, se solapan y se suceden descontroladamente en estos momentos.

Piensa que te enfrentas a un conflicto personal importante, una pérdida de rumbo más o menos larga en el tiempo, que debe finalizar con el reencuentro de ti mismo o, dicho de otra forma, con un conocimiento objetivo y riguroso de lo que te ha ocurrido en tu relación personal. Sólo así, únicamente con ese reencuentro de ti mismo, podrás enfrentarte con un mínimo de garantías de éxito a recuperar a tu pareja. Por eso, quizá este sea el capítulo más importante del Método que aquí te propongo, ya que las etapas están marcadas por las emociones y sentimientos que experimentarás durante las semanas o meses siguientes.

Lo que vamos a intentar —es precisamente de lo que trata el Método K—, es que concentres todo ese periodo sólo en unas cuantas semanas o en todo caso en el menor tiempo posible. Pero cuidado, si bien debes exigirte una fecha límite para la reconciliación con tu pareja como veremos más adelante, no puedes precipitar las emociones de una forma artificial.

Se trata de que aceleres el proceso con honestidad a través de un trabajo de autoanálisis y conocimiento personal, reconociendo cada una de las etapas y completando un recorrido que a ciegas te costaría mucho más tiempo.

Las etapas que a continuación encontrarás, están definidas por lo más relevante que en ellas acontece, aunque no se trata de algo exclusivo. Es normal que uno avance y retroceda y los sentimientos se solapen o se oculten unos sobre otros. Lo importante, insisto, es que reconozcas dónde te encuentras e identifiques tus emociones para que así puedas avanzar con mayor facilidad.

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No te quedes en casa recreando tu desdicha o recordando buenos momentos con tu pareja. Sal con amigos, haz deporte, coge el coche y ve a visitar a alguien… todo menos estar en casa.

 

I – Ruptura y negación de la realidad 

Tu pareja te ha dicho varias veces que no desea verte y parece estar segura de querer continuar su vida sin ti. Esto puede parecerte extraño porque, tal vez, hace sólo unos días esta misma persona te estaba diciendo lo mucho que te quería y es posible que hicierais el amor con toda pasión unas horas antes. Con frecuencia encuentro en mis consultas el desconcierto de quién es abandonado porque aseguran que apenas unas horas antes de la ruptura han estado haciendo el amor con todo el ardor y el cariño de una pareja sana, aunque para hacer el amor no hace falta estar enamorado, ni siquiera tener pretensión de futuro. Sin embargo, incluso después de haber compartido ese momento íntimo, ahora no quiere contestar al teléfono, tampoco responde a los mensajes e incluso te ha bloqueado de las redes sociales.

Lo que está ocurriendo te parece irreal, crees que todo debe ser un error y piensas que es un enfado pasajero que no puede llegar a más. Pero no es así: esta vez va en serio. Es de vital importancia que entiendas que, por ahora, no es tu pareja. No habrás superado esta primera etapa hasta que no tengas muy claro esto. Recuerda que una cosa es entender que algo ha ocurrido y otra es asumir que eso mismo ha tenido lugar.

Si, por ejemplo, te han despedido del trabajo, debes entender que al día siguiente no tienes que presentarte en la oficina a las ocho de la mañana, sencillamente porque ya no trabajas allí; esto sería entender que ya no tienes empleo. Sin embargo, es posible que en veinticuatro horas aún no hayas asumido este hecho. Hay que darse tiempo y no tener ningún miedo a afrontar el duelo en sí de la pérdida. Esta etapa no debe durar más de una semana.

II – Tristeza

La segunda etapa se caracteriza por profundo sentimiento de melancolía. Es quizá la parte más difícil de todo el proceso y sin duda uno de los momentos más duros en la vida de una persona adulta, como ya se ha apuntado.

El estrés que antes sentíamos se ha convertido en dolor al notar el vacío de la pérdida y al saber con certeza que tu pareja no quiere estar a tu lado. He oído muchos relatos acerca de lo que la gente siente en ese momento. Algunos dicen sentir que les falta una parte del cuerpo y otros notan como si tuvieran un agujero en el pecho por donde se cuela un viento helado.

En esta etapa solemos llorar en cualquier momento del día o de la noche y aparece una ansiedad incontrolable porque has convertido ese asunto en algo absolutamente prioritario —en psicología se denomina TAG, Trastorno de Ansiedad Generalizada— y se caracteriza por una preocupación excesiva por algo concreto: no puedes dejar de pensar que tu pareja te ha dejado, al tiempo que se dan una serie de síntomas somáticos como inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse (o tener la mente en blanco), irritabilidad, tensión muscular, perturbaciones del sueño, etcétera.

Todos estos síntomas provocan un deterioro en áreas relevantes del funcionamiento familiar, social, laboral… lo que te aleja aún más de tu pareja y provoca la imposibilidad de que te enfrentes a la tarea de recuperarla con un mínimo de garantías. Todo el pensamiento se centra en el autoconvencimiento de que necesitas a esa persona para ser feliz. Sus defectos, que como todo ser humano los tiene y tú precisamente los conoces más que nadie, han desparecido, o mejor dicho, te has autoconvencido de que no tiene ningún defecto.

El producto de todo este proceso es que has idolatrado a tu pareja; la has convertido en una especie de dios y eso supone, sobre todo, una negación de la realidad, olvidando que esa persona es libre para tomar las decisiones que considere oportunas, incluso la de dejarte o la de cambiar de pareja.

Recuerda que la ansiedad y sus síntomas no tendrán la misma intensidad durante todo el proceso, sino que habrá momentos más intensos que otros. La tristeza, la desesperación y el insomnio hacen mella en nuestra salud y en general nos abandonamos a un pensamiento único, imaginando que jamás nos repondremos de este golpe. Es el momento en el que se suele pedir ayuda y la etapa en la que se cae en conductas alternativas tratando de huir del dolor que sentimos; me refiero a conductas tales como un excesivo consumo de tabaco o alcohol, e incluso en promiscuidad sexual. Lo más importante de esta etapa es saber que el dolor cesará y aunque ahora no veas la luz al final del túnel, éste tiene fin, te lo aseguro.

Lo peor sería que quedaras bloqueado en esta etapa y no avanzaras. Deja salir las emociones, llora si lo necesitas recordando que todo lo que te ocurre es lo normal y que pasará más pronto que tarde. También debes saber que no es el momento de comenzar a una nueva relación sentimental, sencillamente porque ahora mismo no sabes lo que quieres. Cuidado porque mucha gente queda atrapada en esta etapa, que no debe superar las diez semanas, o sea un poco más de dos meses.

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Es importante que dejes atrás el dolor y llegues al momento del análisis cuanto antes. Sin forzar nada, sólo siendo consciente de dónde te encuentras.

 

III – Análisis

En la tercera etapa, precisamente, se da con frecuencia esa circunstancia de alternar con la anterior, la del duelo. Sin embargo, también es la etapa en la que aparecen los primeros síntomas de recuperación, pues la tristeza y lo irracional comienza a disiparse para dar lugar a la objetividad y a los deseos de analizar y comprender qué ha ocurrido de verdad para que una relación como la tuya se fuera al traste. También nos da por pensar en cuestiones relativas a nuestros objetivos profesionales y personales y, en general, a reflexionar en el momento de nuestra vida en el que nos encontramos.

Más adelante tienes toda una sección dedicada a la culpa. Sólo adelantar ahora que la culpa corresponde a algo ocurrido en el pasado y que, por lo tanto, en rigor, no existe. Por eso pagar o expiar una culpa es algo absurdo y totalmente negativo para el proceso de recuperar a tu pareja. En este momento se trata de que no te destruyas a ti mismo o a ti misma pensando que lo hiciste estuvo muy mal y por eso creas que no mereces el amor de nadie. También es frecuente que quieras vengarte entablando otra relación, o incluso muchas… En el proceso de análisis es frecuente caer en la promiscuidad o bien en justo lo contrario: no salir de casa para no conocer a nadie.

IV – Liberación

Si dijimos que la etapa de la tristeza es la más dura, esta de la liberación es la más importante. Es la etapa del adiós, el momento en el que por fin se acepta que esa persona ya no está a tu lado, que hay que cambiar de rumbo y —lo más importante— que no va a pasar nada por ello. Es un momento de liberación donde pueden surgir como fruto de la etapa anterior, pensamientos de odio o de venganza.

En esta etapa comenzamos a buscar otras parejas con las que salir porque nos encontramos bien; es como si tras una operación de rodilla el médico te recomendara dar los primeros paseos pero tú crees que estás preparado para correr una maratón. El problema de este momento es que a menudo pensamos que ya estamos listos para volver a amar, pero en realidad aún no lo estás. Es posible que termines hartándote de conocer gente sin que sea el momento propicio para ello. Comprueba si aún guardas algún recelo hacía quién fue tu pareja porque la liberación consiste en perdonar.

V – Reconstrucción

La quinta y última parte es la aceptación definitiva y el final del proceso. La angustia, como una venda que nos tapaba los ojos, ha desaparecido dejándonos ver caminos donde igualmente podemos ser felices. Aceptamos por fin que existen otros caminos y nos damos cuenta de que la ruptura ha sido beneficiosa porque hemos entendido de nosotros mismo muchas cosas que antes no conocíamos. Un proceso de catarsis, o sea una purificación y renovación interior, que la ruptura ha tenido para convertirte en alguien mejor. Si durante los cuatro pasos anteriores nuestra influencia y nuestro magnetismo personal habían caído a niveles mínimos, éstos comenzarán de nuevo a brillar. Lo importante de esta etapa es que seas capaz reconstruir tu vida sentimental y eso sólo se consigue desde la calma y la seguridad 

 

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